LA DROGA SE TOMA EL CENTRO DE BOGOTÀ

Y es que el problema de droga, prostituciòn y delincuencia , muy a pesar de las tibias acciones de las autoridades , en vez de acabarse a crecido de manera considerable porque así como se construyó el Parque del Tercer Milenio a un costo exorbitante, también es cierto que a un lado, detrás de la guarnición militar encargada de las incorporaciones castrenses, se afianza la mayor fortaleza de los expendedores de drogas y distribuidores de armas ilegales que tiene la ciudad , quienes ven en sus actividades la mejor manera de lucrarse rápidamente.
La denominada calle del Bronx, con una tradición que supera los 30 años como asentamiento de drogadictos, vio incrementar su población como efecto del proceso de Renovación Urbana impulsado por la administración distrital sin haberse implementado un verdadero programa de resocializaciòn dirigido a las personas residentes en la zona afectada por el proyecto. Más de cuatro mil drogadictos se apiñan en una calle en la cual proliferan los puestos callejeros donde con la presencia de la policía se ofrece a campo abierto cocaína y marihuana distribuidas en empaques colgados en pequeños puestos como si fueran dulces, frutas, verduras o cualquier otro producto de distribución legal.
Éxtasis, ácidos o medicamentos como el rubotril o el rubinol se pueden adquirir por precios que oscilan entre los cinco y los quince mil pesos, mientras que en los hoteluchos y los inquilinatos de mala muerte que abundan en el sector, los “huéspedes” pagan dos mil pesos por la noche para dedicarse al consumo. Allí, entre la miseria y la desesperanza, el abandono y la falta de control por parte de las autoridades, jóvenes sin rumbo, recicladores y hasta ejecutivos buscan refugio en la droga y un lugar para dormir entre cartones o una “suite” oscura en los edificios desocupados y semidestruidos que se encuentran en el sector.
Santa fe, Los Mártires y Candelaria son las localidades que tiene que sufrir la consecuencia de la inacción de las autoridades administrativas y de policía que ven como ante sus ojos se han venido conformando tres grandes carteles de distribuidores de droga que hasta identifican sus empaques y marcan su territorio.
Las casas de inquilinato, pero en especial las bodegas que compran material reciclable, hacen que la demanda de droga aparezca y por ende la oferta se incremente generando un grave problema de inseguridad por cuanto el hurto , el atraco , las riñas callejeras y el escándalo público son el complemento de la conducta del drogadicto.
La proliferación de las denominadas “ollas” es un problema no solo para las autoridades, obligadas por mandato de la Ley a combatirlas y erradicarlas, sino para los residentes del centro que ven como su tranquilidad se afecta de manera paulatina ante la inercia de las mismas. Si la Policía no actúa y las autoridades administrativas no inician programas integrales de atención y prevención, el centro de Bogotá y no solo el Bronx, Cinco Huecos,
San Bernardo y las Cruces, será un nuevo y gran cartucho.